Las herramientas no son buenas ni malas en si mismas. Todo depende del uso que le de cada usuario. Un machete, por ejemplo, sirve para labrar la tierra, trabajo, y en otro caso podría ser usado para quitarle la vida a una persona.

Un fósforo puede servir para que una madre abnegada encienda la estufa o el fogón donde cocer los alimentos para dar de comer a sus hijos, pero también puede ser usado con fines malsanos.

Lo mismo ocurre con las nuevas tecnologías. Bien utilizadas contribuirán al bienestar de la humanidad, mejorar el conocimiento, la recreación sana, el avance científico, cuidar el planeta, la producción de alimentos, evitar el dolor, salvar vidas…

Por el contrario, en manos de gente con intenciones oscuras, la tecnología puede ser puesta al servicio de los intereses más perversos, servir para la destrucción. Utilizada por personas egoístas, grupos antisociales, puede servir para manipular, adocenar a las masas, y controlar las instituciones, incluso el propio Estado, con fines aviesos.

De ahí que considero muy atinada la observación que hizo Luis Abinader sobre la importancia de que las nuevas tecnologías de la información sean usadas en beneficio de la democratización de la política, el avance institucional, y expandir el horizonte cultural y facilitar la vida cotidiana del pueblo dominicano.

Tal cual señaló el dirigente político en el seminario “Comunicación, política y democracia”, auspiciado por el Centro de Estudios de Políticas Públicas (CEP), “las mismas tecnologías que hoy permiten formas inéditas de participación y movilización ciudadanas, en manos de un liderazgo clientelar y populista activan nuevas modalidades de control político, de desmovilización ciudadana, de clientilización de las relaciones políticas y ruptura del lazo activo entre Estado y ciudadanía”.

Soy testigo de excepción, por razones de trabajo y porque soy usuario de las redes sociales, de la guerra sin cuartel que se libra en el plano virtual. Afortunadamente, hasta ahora, el Gobierno no ha podido derrotar a la “gleba insurrecta” que tiene en el aparentemente ingobernable mundo virtual su señorío.

De nada le ha valido tener a su servicio un ejército de francotiradores y “machucadores mediáticos” bien pagados, cuyo único oficio es hostigar a los que opinan contra el Gobierno.

Pese a los resultados adversos, lamentablemente en las redes sociales el oficialismo sigue el mismo patrón utilizado en los medios tradicionales, donde lo importante no es educar, llevar cultura o elevar espiritualmente a los dominicanos.

Por el contrario, su afán es hacer ruido, alienar y persuadir a la población de “lo bien que lo estamos haciendo” y que todo el que critica al Presidente es un enemigo del nuevo “benefactor” de la Patria y de la Patria misma.

Y es una pena que así sea, pues las herramientas tecnológicas, la Internet, las redes sociales deberían ser usadas en beneficio de la población, para educar, elevar su nivel cultural, para difundir conocimientos, y o para retrasar el funeral de un sistema condenado -inexorablemente- a ser superado, por el bien de la humanidad.

Por:
German Marte
T: @germanmarte4
germanmarte4@gmail.com

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