Por José Díaz Nin
Todos estamos de acuerdo que la familia es la base de la sociedad. Las grandes potencias y las iglesias deben preocuparse, porque en el mundo, la familia esté unida, permanezca unida, viva feliz, en salud, con buena alimentación, educación y seguridad.
Si queremos paz en el mundo tenemos que empezar por ahí, que los conclaves mundiales o regionales, que las políticas estatales, y leyes, especialmente las migratorias, procuren la unión de la familia.
A partir de este preámbulo quiero proponer que el año 2024 sea declarado, por todas las naciones, como “Un año por la familia” y que éste sirva, como primer eslabón, para que todas las leyes y disposiciones pongan, en primer plano, este aspecto de la unidad, la salud, la seguridad y el desarrollo de la familia.
Hoy por hoy los jóvenes no quieren trabajar, quieren ganar dinero fácil, graduarse en universidades fácil, destacarse fácil y dejarse descarrilar por unas redes cargadas de publicidad engañosa, donde se ofertan, vehículos lujosos, juegos satánicos, pornografía, cigarrillos electrónicos, estupefacientes y toda una vida licenciosa que por cierto es muy costosa.
Esos jóvenes se ven tentados a delinquir, a entender que estudiar no le resuelve su vida y que las morisquetas y ensayos estúpidos le van a permitir granjearse amigos que en las redes lo harán cambiar de vida.
La juventud de ahora nunca se pregunta por qué, en pleno siglo 21, millones de niños se acuesten sin comer y que no estén integrados a la educación. No saben que un niño que se cría sin padres, sin hogar y sin educación no aprende amar ni a conocer la unidad en la familia.
Por otro lado y no es menos cierto que, las condiciones económicas, y las mismas condiciones en la que trabajan algunos seres humanos disgrega la familia así muchos hombres y mujeres tienen que buscar trabajo en otras tierras y tienen que dejar a sus hijos huérfanos de amor de atenciones.
Las leyes migratorias en este sentido no hacen nada por procurar la unidad en la familia y las empresas, muchas veces, no colaboran para mantener esa unidad familiar.
Las familias la siento desprotegidas, viviendo en condiciones, muchas veces infrahumanas, con baja calidad de vida, llenas de enfermedades y con pocos recursos para sobrevivir.
El mundo tiene que cambiar, y esto solo es posible si se logra: la unidad en la familia, si los medios de comunicación jugasen un papel más orientado a la educación, si se ponen de acuerdo con relación al aborto en provecho una verdadera planificación familiar, si ponemos mayor atención a los cambios climáticos y protección al medio ambiente.
El mundo tiene que cambiar, y esto solo es posible si se logra: aplacar las constantes amenazas de terrorismo y de guerra, una reducción de los niveles de corrupción y tráfico de influencias, una producción de alimentos orientada a mitigar el hambre, una mayor inversión en la salud de las familias y leyes migratorias con un espíritu más familiar
Solo así es posible lograr la paz en el mundo, aunque, muchos están pidiendo paz en el mundo y pocos son los que hacen algo por ella, muchos son las desean y pocos son los que la saben apreciar
Pero lo que todo el mundo si está convencido es que sin paz no hay desarrollo ni crecimiento económico. Sin paz no hay principios que valgan y sin paz no hay felicidad entre los hombres y mujeres.
Sin paz no hay tranquilidad para la familia, sin paz no se agrada a Dios, bien lo dijo Jesús “La paz os dejo las paz doy”. Démonos todos la paz que quiere decir demos la paz haciendo el bien.
Por Dios hagamos algo para lograr la unidad en las familias de todo el mundo.