El titular de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Te­rrestre (DIGESETT), ge­neral de brigada Ramón Antonio Guzmán Peral­ta, ha declarado que exis­ten protocolos para hacer la entrega de los vehículos que se encuentran reteni­dos en el Centro de Reten­ción Vehicular (Canódro­mo).

Guzmán Peralta conside­ra que todos los afectados con motocicletas y otros vehículos llevados al Ca­nódromo solo tienen que demostrar, con la docu­mentaciones de lugar, que las unidades son de su pro­piedad, y luego realizar el pago de la multa, en caso de que si aplicare en su ca­so, para proceder con la en­trega, advirtiendo de que, si no cumplen con esos requi­sitos, “no les pueden ser en­tregados”.

Descartó que la institución tenga trabas para entregar los vehículos que se encuen­tran retenidos en el Canó­dromo, como han alegado algunos sectores.

El titular de la Digesett sos­tuvo que cuando los vehícu­los y motores pasan más de dos años retenidos, ya el ca­so no es responsabilidad de esa Dirección, sino del Ins­tituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (In­trant) que tiene la facultad de subastarlos, con la pre­via autorización del Poder Ejecutivo.

Precisó que, en los casos normales, si el Ministerio Público dispone la salida de esas undiades, entonces son entregadas por la Di­gesett, que es el organismo garante de los vehículos re­tenidos.

Un equipo del LISTÍN DIA­RIO visitó las instalaciones del Canódromo, ubicado en la intersección de las aveni­das República de Colombia y Monumental, y pudo ob­servar las deficiencias en la atención y la gran canti­dad de vehículos retenidos que procuran conductores durante días, sin ningún resultado, contribuyendo al desorden que prevalece en el Centro de Retención Ve­hicular.

Sin embargo, se encontró allí un ambiente tenso debido a la gran multitud en las afueras del Canódromo, la mayoría molestas y des­esperadas por la tardanza en la entrega de los vehículos, algunos alegando incautaciones injustifica­das.

Las primeras personas llegaron al centro cerca de las 5:00 de la mañana, según contaron, y no fue hasta las 9:00 cuando comenzaron a “recibir” los servicios, aunque permanecían en el lugar, sin encontrar solución alguna.

Al Canódromo llevan vehículos incautados a causa de infracciones u otros in­convenientes. Todo el pro­ceso de lo que pasará con los vehículos se hace con la Digesett, incluido el pago de las multas.

Cuando todo el proceso requerido es agotado, esa ins­titución es la encargada de entregar el vehículo.

Dentro del lugar hay autos, motocicletas y otros medios de transporte de todo tipo y tamaño.

Incluso, hay un edificio de tres plantas repleo de motocicletas. Lleno tanto de árboles como de vehículos, muchos de ellos se ven en condiciones deplorables y arropados por los arbustos. Toda esa zona ocupa un gran espacio y allí se encuentran los vehículos que han sido confiscados por al­guna razón.

Una lluvia de quejas
El ciudadano Reyes Abreu dijo que su motocicleta fue confiscada el pasado vier­nes, porque él circulaba con la licencia de su hijo, pero hasta ayer no lo había re­cuperado. “Hasta el acta de nacimiento de mi abuela traje yo hoy”, contó con sar­casmo.


Sin multas.
Pero hay otro problema serio. Las patrullas lle­van al Canodromo los motores, sin multa al­guna, por lo que tienen que registrarlas en el sis­tema. Una gran parte de esos hombres fue visto haciendo fila para pagar una multa y averiguar por qué el motor fue en­viado al Canódromo, ya que algunos ignoraban la razón.

Listín Diario.-

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