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Zelenski reitera que no tiene "miedo" de reunirse con Putin, si eso permite alcanzar un acuerdo de paz entre ambos países



Este sábado 23 de abril, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pidió reunirse con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para "poner fin a la guerra" Rusia vs Ucrania.


"Creo que quien empezó la guerra podrá ponerle fin", dijo Zelenski en una rueda de prensa en una estación de metro del centro de Kiev. El líder ucraniano reiteró que no tenía "miedo" de reunirse con Putin, si eso permitía alcanzar un acuerdo de paz entre ambos países.


"Insistí desde el inicio en tener negociaciones con el presidente ruso", recordó Zelenski. "No es que quiera (reunirme con él), sino que debo hacerlo para resolver este conflicto por la vía diplomática", agregó.

"Confiamos en nuestros socios, pero no hay confianza con Rusia", matizó.

El presidente ucraniano advirtió, por otro lado, que Kiev abandonaría las negociaciones de paz si Rusia mata a los soldados ucranianos atrincherados en una gigantesca acería de Mariúpol, una ciudad asediada y bombardeada por las tropas rusas desde hace casi dos meses, en el sureste del país.

"Si nuestros hombres son asesinados en Mariúpol y si se organizan supuestos referéndums en la región de Jersón, Ucrania se retirará de todo el proceso de negociación", afirmó.

También dijo que estaba "listo" para "un intercambio de nuestros militares que defienden Mariúpol", bajo "cualquier formato", para sacar a "esas personas que se encuentran en una situación horrible, cercados".

Zelenski precisó que "el último contacto" con los soldados atrincherados en los túneles de la inmensa acería de Azovstal fue "hace una hora".

"Hoy es uno de los días más difíciles", desde el inicio del asedio ruso de Mariúpol a inicios de marzo, insistió.

El Informador Mx.-

El presidente ruso señaló en una carta al primer ministro de Israel, Naftali Bennett, que se trata de una promesa pendiente


Jerusalén- El presidente ruso Vladimir Putin exigió la propiedad para Rusia de la Iglesia Alexander Nevsky en la Ciudad Vieja de Jerusalén, en una carta dirigida al primer ministro israelí Naftali Bennett, con el argumento de que es una promesa pendiente de su antecesor, Benjamin Netanyahu.

La disputa sobre la propiedad de ese templo, también conocido como Catedral de la Santísima Trinidad y perteneciente a la Iglesia Ortodoxa Rusa en Jerusalén, resurge ahora después de que Netanyahu prometiera a Putin trasferirla a Rusia a raíz de la liberación en 2020 del israelí Naama Isachar de una prisión rusa condenado por posesión de cannabis.

La carta, enviada anoche según el portal Ynet, llega en un momento en que Rusia ha expresado su malestar con la posición israelí en la guerra de Ucrania, que pasó de la ambigüedad de las primeras semanas a condenar la masacre de civiles en Bucha y apoyar su suspensión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Fruto de ese enfado, el embajador israelí en Moscú, Alexander Ben Zvi, fue citado también ayer por la Cancillería rusa para aclarar las declaraciones del ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid, al respecto.

“Hubo un intento mal camuflado de aprovechar la situación en Ucrania para distraer la atención de la comunidad internacional de uno de los conflictos sin resolver más antiguos: el palestino-israelí”, señaló el ministerio ruso.

Israel mantuvo una posición de condena laxa respecto a la invasión rusa de Ucrania, para no perjudicar la alianza geoestratégica que mantiene con Rusia en Siria, donde le permite atacar objetivos pro-iraníes, aunque en las últimas semanas ha elevado el tono, en parte por las presiones de Estados Unidos, el principal socio exterior de Israel.

Rusia controla la propiedad de facto de esa iglesia desde 1890, pues bajo el Imperio Otomano se reconoció que pertenecía al “glorioso reino ruso”, y en 2017 Moscú reclamó ante la Justicia israelí por primera vez la titularidad del lugar con base en esa afirmación, aunque ya no exista el reino ruso.

En 2020, Netanyahu decidió que la disputa por la propiedad no podía resolverse en tribunales al tratarte de un “lugar sagrado”, y ordenó registrar al gobierno ruso como propietario de la Iglesia Alexander Nevsky ante el Comisionado del Registro de la Propiedad de Israel.

Sin embargo, el nuevo gobierno de coalición liderado por Bennett, devolvió el fallo al Tribunal Supremo, que suspendió el reconocimiento final de la propiedad rusa, y estableció un comité que debería determinar la titularidad del sitio.

El Nuevo Día.-


La falta de progresos en la invasión coincide con el inicio del período de reclutamiento, que comienza el viernes y en el que se piensa incorporar hasta 134,500 reclutas para que sirvan un año


Con las fuerzas rusas empantanadas en Ucrania, muchos jóvenes rusos se muestran cada vez más preocupados por la posibilidad de ser reclutados para ir al frente de combate.

La falta de progresos en la invasión coincide con el inicio del período de reclutamiento, que comienza el viernes y en el que se piensa incorporar hasta 134,500 reclutas para que sirvan un año.

El ministro de defensa Sergei Shoigu dijo esta semana que los nuevos reclutas no serán enviados a zonas de combate ni a “sitios peligrosos”. Sus palabras, no obstante, fueron recibidas con escepticismo por muchos rusos, quienes recuerdan que en las guerras con los separatistas de Chechenia en la década de 1990 murieron miles de reclutas mal preparados para el combate.

“No les creo cuando dicen que no van a enviar a los conscriptos al combate. Mienten todo el tiempo”, declaró Vladislav, un joven de 22 años a punto de completar sus estudios universitarios, que teme ser reclutado apenas saque su título. Pidió que no se usase su apellido por temor a represalias.

Todos los rusos deben servir un año en las fuerzas armadas entre los 18 y los 27 años, aunque muchos evitan ser reclutados por razones médicas o porque consiguen aplazamientos por estar estudiando.

El porcentaje de jóvenes que evitan ser reclutados es particularmente alto en Moscú y otras ciudades grandes.

El presidente Vladimir Putin y los altos mandos dicen que no hay reclutas involucrados en lo que describen como una “operación militar especial en Ucrania”, pero da la impresión de que muchos de ellos han sido tomados prisioneros por los ucranianos. Circulan en las redes sociales videos de rusos capturados en Ucrania, incluidos algunos en los que se los ve llamando a sus padres.

La madre de uno de los prisioneros dijo que reconoció a su hijo, un recluta de 20 años, en un video a pesar de que tenía los ojos vendados.

“Lo reconocí por los labios, por su mentón. ¡Lo hubiera podido reconocer por los dedos!”, expresó la mujer, que pidió ser identificada solo por su primer nombre, Lyubov, por cuestiones de seguridad. “Lo amamanté. Lo crié”.

El ministerio de defensa tuvo que retractarse y reconoció que algunos conscriptos fueron enviados a Ucrania “por error” y fueron capturados mientras formaban parte de una unidad de abastecimiento, lejos del frente de combate.

Hay denuncias de que, antes de la invasión, se obligó a varios reclutas a firmar documentos diciendo que aceptaban ser enviados al frente de batalla, al que van teóricamente solo los militares de carrera y los voluntarios. Algunos de los soldados capturados dicen que sus comandantes les dijeron que participarían en ejercicios militares, pero que repentinamente se encontraron peleando en Ucrania.

Lyudmila Narusova, miembro de la cámara alta del parlamento ruso, sostuvo a principios de marzo que los 100 integrantes de una unidad fueron obligados a firmar esos contratos y fueron despachados al frente de combate, y que solo cuatro sobrevivieron. Las autoridades militares no respondieron a esa denuncia.

Svetlana Agapitova, comisionada de derechos humanos de San Petersburgo, dijo el miércoles que familiares de siete soldados le habían escrito diciendo que sus parientes habían sido obligados a firmar un contrato y enviados a Ucrania en contra de su voluntad. Indicó que dos de ellos estaban de vuelta en Rusia.

En años recientes el Kremlin trató de reforzar su aparato militar incorporando más soldados voluntarios que firman contratos. Las fuerzas armadas cuentan actualmente con un millón de efectivos y 400,000 soldados con contratos. Si la guerra se prolonga, esa cantidad tal vez no sea suficiente.

En caso de que el gobierno tratase de incorporar más gente, podría generar un enorme malestar, como ocurrió durante la guerra en Chechenia.

Dimitry, un experto en informática de 25 años, tiene una prórroga por razones médicas. Pero de todos modos teme que se anule esa exención y se lo llame a filas.

“Odio la guerra. Es un desastre total”, declaró Dmitry, quien también pidió que no se usase su apellido por temor a represalias. “Me asusta la posibilidad de que el gobierno cambie las reglas y de que me recluten. Por meses dijeron que no atacarían Ucrania. ¿Por qué les voy a creer cuando dicen que no van a reclutar más gente?”.

Hay quienes sospechan que el gobierno puede prohibir a los hombres salir de Rusia y obligarlos a pelear, como hicieron en Ucrania.

El gobierno niega contemplar esa posibilidad, pero abunda el escepticismo entre la población.

El Nuevo Diario.-
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