Recientemente ha habido un gran debate con respecto a si las primarias de los partidos políticos deben ser abiertas o cerradas.

Para algunos el concepto de “primarias” es conocido, pero para la mayoría de la población, que aborrece todo lo que tenga que ver con la partidocracia, no está muy claro.

Las primarias es el proceso donde son elegidas las personas que irán como candidatas a las elecciones.

Los que desean aspirar a cargos electivos (presidencia, senaduría, diputación, alcaldía, regiduría) deben (o deberían) competir a lo interno de su partido.

Son las elecciones de las elecciones. Un proceso fundamental y determinante en la democracia.

Son cerradas cuando solo votan los miembros de los partidos, ejemplo: las personas del partido X votan por los precandidatos del partido X.

Son abiertas cuando cualquier persona puede votar por los precandidatos de un partido, sin importar si está inscrita en un partido o no.

En el caso de las primarias abiertas, se hacen de manera simultánea, y una persona solo puede votar una vez. Si votó para elegir a los candidatos del partido X, no puede votar de nuevo para elegir los candidatos del partido Y. Hay muchos argumentos a favor y contra.

Y mientras este tema ha generado un tranque en la ley de partidos, estos andan como “chivos sin ley”. Con graves fallas de transparencia y democracia interna.

En 2016 vimos como muchas candidaturas fueron “reservadas”, impuestas sin pasar por primarias. Así, por ejemplo, el PLD y el PRD garantizaron candidaturas a los congresistas que votaran a favor de la reelección, y por su parte el PRM y el PRSC hicieron lo mismo con los que votaran en contra.

Este debate resulta de mucho provecho a los que están a sus anchas sin ningún tipo de regularización. Los líderes políticos deben hacer un esfuerzo y poner el interés colectivo por delante de los intereses particulares y de grupos de poder.

Que sean abiertas o que sean cerradas, pero que sean. ¡Ley de partidos ya!


Por:Claudio Caamaño Vélez
claudiocaamano@gmail.com

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