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En la lucha contra la reelección han coincidido varios intereses, pero el objetivo es el mismo: que no sea modificada la Constitución.

Las acciones de los leonelistas contra la reelección están movidas por el mismo sentimiento que mueve a los danilistas: el poder y sus privilegios. Carecen de moral (también abusaron del poder para acomodar la Constitución a sus ambiciones), pero no podemos negar que tienen argumentos ciertos, y que cuentan con una fuerza importante.

También están quienes nos oponemos a la modificación constitucional por entender que es un insulto a nuestra dignidad como pueblo, y las implicaciones económicas de tener un presidente/candidato.

No es malo coincidir con el enemigo, si se tiene claro la naturaleza de esa relación: Leonel busca ser candidato y nosotros buscamos sacar del poder al PLD. Vamos a lograr el objetivo común de proteger la Constitución. Ya luego nos enfrentaremos; pero en estos días podemos ser aliados estratégicos.

Esperemos que la prudencia acompañe a los funcionarios ambiciosos, que aman el poder y temen a la cárcel. Si continúan apretando la tuerca, van a correr la rosca.

Un estallido social está cada vez más cerca; y a los turistas no les atrae mucho el humo de las gomas, ni el sonido de las balas. Eso terminaría de tirar por el suelo ese importante pilar de nuestra economía; en un país que ya está al borde la crisis.

En momentos tan delicados en términos sociales (indignación), políticos (poca legitimidad) y económicos (déficit), cualquier llovizna arma tremendo lodazal.

Danilo tiene que reconocer que sus cálculos no le salieron, y resignarse a la derrota. A veces se gana, otras se pierde: usted perdió. No siga fuñendo, para que no pierda más.

Esos soldados que con tanto esmero han puesto frente al Congreso, saben bien quiénes viven entre lujos mientras ellos sobreviven en la miseria. Estoy seguro que sabrán ponerse del lado correcto si llega el momento.

Que la sangre no llegue al río. Esperemos lo mejor… Pero estemos listos para lo peor.

Por Claudio Caamaño Vélez

El activista Claudio Caamaño Vélez, presentó esta mañana sus aspiraciones a diputado por la circunscripción número 3 de la Provincia Santo Domingo hasta el momento independiente en un acto realizado en el Memorial a los caídos de la Fundación Amaury German Aristy.

El aspirante al Congreso Nacional resaltó que de ganar un espacio en el ámbito político donará la mitad de su sueldo a organizaciones sin fines de lucro.

“Desde ahora hago formal renuncia a los injustos privilegios de los congresistas, y plantemos el rechazo absoluto al uso de los recursos públicos para el clientelismo. En un país donde la mayoría de la población gana menos de 15 mil pesos, 70 mil deben ser suficientes”, dijo Claudio Caamaño.

Asimismo, precisó que hasta el momento están de manera independiente pero que con la reciente ley número 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos evaluarán que partido primero se somete a sus condiciones y luego ellos a las líneas de gobierno.

“Esta candidatura que presento ante ustedes, no es mía, ni de ningún partido, es del pueblo dominicano. Pues no voy al Congreso a buscar beneficios personales, ni a seguir líneas partidarias, voy al Congreso a presentar los mejores interese de mi pueblo, a luchar por sus derechos y libertades”, explicó.

Por Claudio Caamaño Vélez
@ClaudioCaamano C.C

Hace unos días alguien escribió un mensaje directo a mi página de Facebook (Claudio Caamaño Vélez) en el cual decía: “De verdad Claudio, tú si tienes timbales”.

La repuesta quiero ampliarla y compartirla con ustedes.

No me considero un ser sobrenatural, ni alguien más valiente que el promedio. Las luchas sociales no son un asunto de “coj…s” sino de “corazón”.

Pues lo que impulsa a una persona a luchar por su patria y por su pueblo no es tanto la valentía, más bien el amor.
Mi padre me contaba que durante la Batalla del Puente Duarte, que fue la primera vez que él tuvo que combatir a muerte (o matar o te matan), la boca se le secó.

Literalmente dejó de producir saliva. Lo cual es una manifestación física del miedo, de un miedo muy profundo.

Pues mi padre no estaba ahí porque fuera “valiente”, sino porque el amor por su pueblo lo motivaba a superar sus miedos.

Le decía a la persona que me escribió: “…No voy a negar que siento temor de las acciones que estos corruptos puedan llevar en mi contra, son unos seres sin escrúpulos; pero más miedo siento de convertirme en alguien insensible, indiferente ante tanto abuso contra mi pueblo.

Prefiero asumir con dignidad el riesgo de enfrentar a estos malvados que tener que andar con la frente al suelo por no haber tenido la determinación de cumplir con mi deber ante mi familia y la sociedad”.

Cada día me esfuerzo para superar mis miedos. Pienso en las cosas que me pudieran pasar, y las comparo con la realidad que viven a diario mis hermanos.

Lo que más puedo perder es la vida, y aquí todos los días mueren personas a manos de la delincuencia, por la falta de atenciones médicas oportunas y de calidad, en accidentes de tránsito por el mal estado de los caminos, etc. Lo que más puedo perder, decenas de personas lo pierden cada día en la República Dominicana.

Arriesgar hasta lo más preciado que uno tiene, sin duda que da miedo… pero vale la pena.

Que el temor no nos haga renunciar a nuestro deber. Que el miedo a las acciones de los malvados no nos impida enfrentarlos.

Que no nos dé miedo hacer lo correcto, y si nos da miedo, que el amor por la justicia nos de las fuerzas para seguir adelante.

Recientemente he sido invitado a colegios y liceos para conversar sobre la Revolución de Abril. Qué difícil hablar de una gesta patriótica cuando no se tiene claro que es la patria.

Inicié diciéndoles que la patria es como la familia, un vínculo que nos une. Así como los padres se preocupan por sus hijos, y los hermanos se cuidan entre sí, ese sentimiento nos lleva a preocuparnos por los derechos de personas que no son nuestra sangre, a cuidar nuestros recursos naturales y a reaccionar cuando se roban el dinero público.

La frase de Duarte: “Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”, además de bella, es una gran realidad.

Por ejemplo, si en una casa el padre compra una estufa, el hijo un televisor, la madre un abanico y la hija una lavadora, esos artículos ayudarán al bienestar del hogar.

Así mismo, cuando aportamos a la patria, podemos disfrutar de nuestros aportes y del de los demás.

Muestra de esto es que hoy disfrutamos de derechos por los cuales otros dieron sus vidas, y vamos a hospitales construidos con los impuestos de generaciones anteriores.

Honrar nuestros símbolos patrios es importante, pues son elementos que nos unen. Imaginen que la bandera es nuestro apellido, y que los Padres de la Patria son nuestros padres.

Un pueblo disgregado es débil, pero un pueblo unido es invencible. La Revolución de 1965 es un claro ejemplo.

Hoy es importante hacer conciencia de que somos una gran familia, en la cual, a pesar de las diferencias internas, somos capaces de ponernos de acuerdo para mejorar nuestro país, que es el hogar común de los hermanos dominicanos.

A ti que estás leyendo, te pido algo, que compartas este escrito por correo, whatsapp, Facebook, Twitter, etc. Si lo estás leyendo en la edición impresa, pásalo a tus compañeros de trabajo, o quien sea que esté cerca de ti; llévalo a tu casa y compártelo con tus hijos.

De todo corazón te lo pido. Vamos juntos a fortalecer la patria y a mejorar nuestro país.

Por Claudio Caamaño
@ClaudioCaamano

Desde su adolescencia Claudio Caamaño Grullón fue un decidido luchador por la democracia. Apresado y enviado a una finca en La Majagua, de Sánchez, tuvo que abandonar sus estudios de Ingeniería Civil.

A pesar de su familia tener una condición privilegiada dentro del régimen de Trujillo, fue un ferviente opositor. Para él su país estaba por delante de su familia o su propia vida.

Luego del golpe de Estado a Juan Bosch, se involucró en el movimiento para restituir el orden constitucional. Al estallar la Revolución de Abril estuvo en la primera línea de fuego.

Tampoco lo pensó dos veces al momento de defender la soberanía del enemigo invasor, más numeroso y mejor armado.

En dos intentos guerrilleros vino al país, con la indomable intención de poner fin al régimen opresivo y sanguinario de Joaquín Balaguer. Resistió la cárcel y el exilio, los chantajes y sobornos.

Cuando las armas fueron el método, tomó las armas. Pero era un hombre de paz; un hombre lleno de amor por su país y por su pueblo, por la democracia y por la libertad.

Ya al final de su vida, al ver que los derechos por los cuales tanto luchó y vio morir a sus compañeros, estaban en peligro, dio un paso al frente.

Cuando entendió que la lucha era electoral, se inscribió en un partido… No porque le gustara la política, pues la lucha no es un asunto de gustos, sino de responsabilidad y compromiso.

Que orgullo que el Partido Revolucionario Moderno, único en el cual militó, bautizó con su nombre su primera convención.

Un esfuerzo en hacer lo que a muchos partidos se les ha olvidado: someter la dirigencia a la voluntad de las bases.

A pesar de las fallas organizativas, la militancia del PRM mostró gran madurez política; participando de manera masiva y organizada.

Mostrando que están conscientes de que por encima de las tendencias está el compromiso con el país.

Claudio Caamaño Grullón, aun después de su muerte, continúa siendo un centinela de la democracia dominicana. Hoy se conmemoran dos años de su fallecimiento.

Nuestra familia invita a la misa en su memoria a las 5:30 p. m., en la iglesia Nuestra Señora de las Mercedes, Zona Colonial.

Donde más que conmemorar su muerte, recordaremos su vida; y pediremos a Dios por la unidad de nuestro pueblo, y que nos guíe en la construcción de un mejor país.

Claudio Caamaño Velez
@ClaudioCaamano

Recientemente ha habido un gran debate con respecto a si las primarias de los partidos políticos deben ser abiertas o cerradas.

Para algunos el concepto de “primarias” es conocido, pero para la mayoría de la población, que aborrece todo lo que tenga que ver con la partidocracia, no está muy claro.

Las primarias es el proceso donde son elegidas las personas que irán como candidatas a las elecciones.

Los que desean aspirar a cargos electivos (presidencia, senaduría, diputación, alcaldía, regiduría) deben (o deberían) competir a lo interno de su partido.

Son las elecciones de las elecciones. Un proceso fundamental y determinante en la democracia.

Son cerradas cuando solo votan los miembros de los partidos, ejemplo: las personas del partido X votan por los precandidatos del partido X.

Son abiertas cuando cualquier persona puede votar por los precandidatos de un partido, sin importar si está inscrita en un partido o no.

En el caso de las primarias abiertas, se hacen de manera simultánea, y una persona solo puede votar una vez. Si votó para elegir a los candidatos del partido X, no puede votar de nuevo para elegir los candidatos del partido Y. Hay muchos argumentos a favor y contra.

Y mientras este tema ha generado un tranque en la ley de partidos, estos andan como “chivos sin ley”. Con graves fallas de transparencia y democracia interna.

En 2016 vimos como muchas candidaturas fueron “reservadas”, impuestas sin pasar por primarias. Así, por ejemplo, el PLD y el PRD garantizaron candidaturas a los congresistas que votaran a favor de la reelección, y por su parte el PRM y el PRSC hicieron lo mismo con los que votaran en contra.

Este debate resulta de mucho provecho a los que están a sus anchas sin ningún tipo de regularización. Los líderes políticos deben hacer un esfuerzo y poner el interés colectivo por delante de los intereses particulares y de grupos de poder.

Que sean abiertas o que sean cerradas, pero que sean. ¡Ley de partidos ya!


Por:Claudio Caamaño Vélez
claudiocaamano@gmail.com

Hay personas que se resisten al cambio, unas por miedo a lo desconocido, otras porque aun estando fuera del poder están dentro del sistema.

Por otro lado, están quienes dan el paso al frente en el camino de las transformaciones, y con sus acciones escriben la historia.

Decía José Martí, que tan criminal es quien promueve una lucha que se puede evitar, como quien renuncia a promover una lucha inevitable.

El Partido de la Liberación Dominicana se ha aferrado al poder mediante el fraude y el uso de dinero proveniente de la corrupción. Ha hecho del Estado, de la Constitución y leyes instrumentos de enriquecimiento e impunidad.

Este gobierno quebranta la escala de valores morales, y nos niega los servicios fundamentales. Está conduciendo a nuestro país al más profundo de los abismos económicos; hipotecando nuestra soberanía, para financiar las estructuras de corrupción con las cuales se mantiene en el poder.

Hoy, que lo evidente se ha hecho más evidente, ¿esperamos que se juzguen y condenen ellos mismos? Todo lo contrario, buscarán mantenerse en el poder, única garantía de su impunidad, o negociar un “cambio conveniente”.

Con el dinero corrupto han monopolizado el poder, con ese poder han secuestrado las instituciones, y con esas instituciones se han forrado de impunidad. Hay que salir de la lógica que ellos han impuesto, si queremos un cambio real.

En 1996, no tocaban elecciones, pero las hubo, y ganó el PLD. Hablar de elecciones anticipadas no debe extrañar a esos que hoy detentan el poder.

Dar tiempo a que las perversas estructuras se reorganicen, es un error de naturaleza casi criminal; es mantener atado a nuestro pueblo a un régimen de inseguridad ciudadana, falta de salud, desempleo, pobreza, endeudamiento, etc. Cada día que sigan gobernando, nuestro pueblo lo pagará con sangre.

Queremos un cambio real, y para eso se requiere un cambio de actores y de reglas. No podemos pretender llegar a un lugar diferente tomando siempre el mismo camino.

La democracia implica un control permanente de la legitimidad. La voluntad popular no debe estar condicionada a la Constitución; la Constitución es la que debe subordinarse a la voluntad popular.

No es revertir el orden constitucional, es adaptar la Constitución a las actuales circunstancias. Similar a lo que pasó en 1996.

Estamos ante una hermosa oportunidad de fortalecer la democracia. Nos hemos acostumbrado tanto a que los políticos hagan lo que quieran con nosotros, que nos asustamos ante la posibilidad de que el pueblo escriba su propia historia.

Nos han acostumbrado a obedecer ciegamente a las “autoridades”, aunque sean ilegítimas e inmorales. Nos han inculcado que el pueblo es quien debe respetar los gobernantes, y no que estos deben respetar al pueblo. Así como el Congreso modificó la Constitución por dinero sucio, se puede modificar por el supremo interés de poner fin a la corrupción y la impunidad, y salvar la así la institucionalidad de un colapso inminente.

No es verdad que estemos ante un “golpe de Estado blando”, estamos ante una dictadura constitucional basada en el secuestro de las instituciones, el clientelismo y la corrupción.

“Más Quisqueya la indómita y brava, siempre altiva su frente alzará, que si fuere mil veces esclava, otras tantas ser libre sabrá”. Viva la República Dominicana.

Por Claudio Caamaño Vélez
@claudiocaamano

Recientemente los bancos que financiaban Punta Catalina pararon el crédito, por los vínculos de ese proyecto con una mafia internacional de corrupción. Tienen la obligación de no financiar actividades ilícitas.

El Gobierno responde poniendo en garantía la soberanía dominicana para buscarle dinero al desacreditado proyecto, señalado como el más sobrevaluado en la historia del país: emite 500 millones de dólares en bonos soberanos.

Estos bonos se llaman así porque ponen en garantía nuestra libertad y autonomía: hipotecan la patria.

En 1916 sufrimos una ocupación militar extranjera por deudas internacionales. Más reciente, en 1984, pagamos con sangre las medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional.

Es lógico que Danilo Medina responda de manera tan afrentosa. Le debe a Punta Catalina la reforma constitucional y la compra de las elecciones.

Deuda que también tienen la mayoría de senadores y diputados que aprobaron esos bonos. El país está en manos de un cartel mafioso.

Nos toca a nosotros, los que estamos jartos de ver como endeudan el país para financiar estructuras de corrupción, decidir si permitiremos que sigan conduciéndonos a la catástrofe económica.

Es muy fácil pedir prestado y que pague otro. Ellos se hacen asquerosamente ricos con la corrupción, y nosotros pagamos eso.

¡Si, nosotros! No es de las nubes que sacan lo que se roban, es de las costillas de este pueblo, de las tuyas, de las mías, de las de nuestros hijos y nietos, de nuestros impuestos, del Itebis que cobran al aceite, la leche, el café, etc.

Nos exprimen como guarapo, y luego nos tiran como bagazo para que la delincuencia termine de comernos, o para que nos muramos a la espera de servicios de salud.

Según economistas, ya estamos en números rojos en cuanto al endeudamiento; y estos insaciables siguen haciendo fiesta. Cada día que pasan ahí nos está costando mucho.

Me llena de esperanza saber que todo en la vida es hasta un día; Trujillo tenía más poder y vimos como terminó… ¿Hasta cuándo vamos a permitir que sigan hipotecando nuestras vidas esos inmorales que se creen dueños del país?

Por:Claudio Caamaño Vélez
@claudiocaamano
claudiocaamano@gmail.com

El activista social Claudio Caamaño Velez, envio esta mañana un mensaje pro positivo referente a lo que fue la medida de coerción del caso Odebrecht.

El mensaje fue publicado en su cuenta oficial de Facebook

“Lo de ayer no fue un regalo, sino una conquista. Con nuestro corazón lleno de esperanzas en nosotros mismos, sigamos marchando por el fin de la corrupción y la impunidad.
Ayúdame a difundir este mensaje. Un fuerte abrazo!” Fueron las palabras escritas que acompañaron el siguiente video;

POR CLAUDIO CAAMAÑO VELEZ
Twitter: @claudiocaamano

Unidad: es más que una bonita palabra; más que un concepto abstracto. Mucho más… Es algo real, es una fuerza; es un factor de multiplicación de la energía.

La diferencia entre un puño de arena, y una piedra… es la unidad. Separados podemos ser débiles, pero si nos unimos somos invencibles.

Por encima de nuestras diferencias, están los sueños que tenemos en común. Sigamos siendo diferentes, eso es importante, pero ahora abracemos con todas nuestras fuerzas las cosas que nos unen.

Un mejor país está delante de nosotros y estamos caminando hacia él. Cada día estamos más cerca.

Vamos navegando en un mar de turbulencias y adversidades, pero en el horizonte ya se ve la luz de las transformaciones sociales y políticas. El despertar de nuestro pueblo apunta a que muy pronto las cosas serán diferentes.

La unidad es la única garantía de poder lograr ese sueño de nación que por décadas hemos tenido los dominicanos. Los que queremos un mejor país somos más; antes estábamos dormidos y dispersos, pero ahora hemos comenzado a despertar y a unir nuestras manos, nuestra voz, nuestros pasos.

Ya vamos cosechando algunos frutos, pero aún nos faltan. No buscamos cambios en apariencia; buscamos cambios reales.

La democracia verdadera es aquella donde nadie está por encima de las leyes, donde las instituciones funcionan y tratan igual a todos, donde la gente no tiene la necesidad de vender su voto, donde las riquezas se generan del trabajo.

Esa democracia real y plena aun está pendiente, pero ahora, en estos precisos momentos, está al alcance de nuestras manos.

El anhelo de generaciones y generaciones, el ideal por el que tantos y tantas ofrendaron sus vidas, está a solo pasos de nosotros. Sigamos caminando, con el corazón lleno de esperanzas, con firmeza y determinación, pero sobre todo: con unidad.

Por Claudio Caamaño Vélez

Procuro leer siempre los comentarios en mis publicaciones de Facebook, y en lo posible responder. Recientemente alguien preguntó: “¿Me gustaría saber cuál es el país que quiere Caamaño Vélez?

¿En cuál almohada teórica e ideológica descansa su cabeza? ¿De qué alimento político se nutre su alma?”. Luego de responderle, entendí que debía ampliar esa respuesta:

¿Qué país quiero?… Uno donde se cumplan las leyes; leyes que el pueblo se dé a través de verdaderos representantes; donde nuestros recursos sean usados para nuestro desarrollo, y las riquezas fruto del trabajo de nuestro pueblo sean revertidas en servicios.

Un país con crecimiento económico real y distribuido.

Un país de derechos y oportunidades.

Hablar de ideologías es un lujo que aún no nos podemos dar; cosas muy básicas debemos resolver primero. Independientemente de ideologías, todos queremos más seguridad ciudadana, mejores servicios de salud, mayor institucionalidad, justicia independiente, democracia verdadera…

La corrupción no es de derecha ni de izquierda, es un mal sin ideología.

Deseo fervientemente un país donde las leyes nos traten igual a todos; donde haya igualdad de oportunidades. Que el que quiera esforzarse más, disfrute los logros de su dedicación; pero que todos tengamos salud, educación, seguridad y acceso al trabajo. ¿Es eso mucho pedir? ¿Es acaso una utopía inalcanzable?

Es entendible que haya algunos más ricos que otros; lo triste es que algunos tengan todo, y otros no tengan nada. Admiro que la gente prospere con su trabajo, lo reprochable es que hagan fortunas robándole al pueblo.

La corrupción roba oportunidades a pobres, y también imposibilita que prosperen las iniciativas empresariales. La corrupción afecta a los de arriba, a los de abajo y a los del medio: solo beneficia a los corruptos y sus socios… La corrupción no tiene clase social.

Es momento de caminar unidos. De unir nuestras manos con fuerza y determinación. Ya llegará el momento de dirimir nuestras diferencias, pero es un lujo que ahora no nos podemos dar.

Miremos al futuro con el corazón lleno de esperanza. Sonriamos a la vida y actuemos con determinación. ¡Vamos, unidos se puede!

Uno muchas veces tiende a decir “esto no lo cambia nadie”, o la famosa frase “siempre ha sido así”. Ambas son falsas. Si así fuera los habitantes de esta isla andaríamos aún en taparabos.

Lo que ocurre es que los ciclos históricos no son como los ciclos menstruales (28 días), ni como los ciclos calendarios (12 meses), ni siquiera como los ciclos electorales (cuatro años). Un ciclo histórico puede durar décadas, en algunos casos más de un siglo. Tendemos a creer erróneamente que las cosas no cambian, porque van a un ritmo que se nos hace difícil comprender.  Pero de que cambian, cambian.

Nuestro país está viviendo dentro del ciclo histórico de la corrupción. Un período muy bien enmarcado, que inicia con Balaguer y su política clientelar. Donde se comienza a “regalar” cosas: tierras, casas, dinero, muñecas y bicicletas, fundas de navidad, etc. También vemos un abultamiento de la nomina pública con las “botellas”; acompañado de la sobrevaluación de obras y un acelerado endeudamiento externo.

Este ciclo histórico se basa en una ineficiencia del Estado, dado que una parte importantísima del presupuesto se va en clientelismo, afectando la calidad de los servicios públicos. También se caracteriza por estratagemas para solventar ese gasto clientelar cada vez mayor. Balaguer se caracterizó por la emisión  de dinero inorgánico (imprimir cuarto como cosa loca), que devaluó brutalmente el peso dominicano; luego quienes le sucedieron aplicaron el endeudamiento externo como forma de mover la maquinaria de corrupción y clientelismo.

Los gobiernos dentro de ese ciclo van perdiendo credibilidad y base social, por lo que deben soportarse cada vez más en el dinero para estar en el poder; lo que a su vez conlleva más sobrevaluaciones, mas clientelismo, y por ende más endeudamiento. Situación que ha ocasionado que en los últimos años el país se haya endeudado de una manera cada vez más acelerada, encaminándonos a la insostenibilidad financiera, lo que quedó reflejado en un reciente informe del FMI (al cual no se le ha puesto mucho asunto).

Un Estado, al igual que una persona, no puede vivir del crédito. Pedir préstamos, y luego pedir más préstamos para pagar los otros préstamos. Eso tiene un tope; y en el caso de la República Dominicana ese tope está mucho más cerca de lo que podemos imaginar.

El ciclo histórico de la corrupción está a punto de cerrarse. Ya no tiene forma de sobrevivir; y si trata de prolongarse algo más de tiempo (pocos años), llevará a nuestro país, no a una crisis económica (en la que ya estamos), sino a una catástrofe económica sin precedentes en nuestra historia.

Con el cierre de este ciclo no solo desaparecerá del escenario el actual partido de gobierno, principal exponente de esta etapa; también se irán todas las estructuras que basan su dinámica en el clientelismo político, y de paso todos aquellos dirigentes que ven en la política un medio de lucro. No porque el pueblo haya tomado conciencia, que la esta tomando, sino, y sobre todo, porque ya no habrá forma de que sigan operando.

Sigamos adelante, firmes, pues debemos darle la estocada final a este sistema de corrupción antes de que él, en un afán desesperado por sobrevivir, nos arrastre como país a la catástrofe. Vamos con buen pié, sigamos sin parar.

Por Claudio A. Caamaño Vélez
@ClaudioCaamano

Las lluvias que han provocado inundaciones en la región Norte, además de las casas y carreteras afectadas y las vidas perdidas, han devastado las principales zonas de producción de alimentos de la República Dominicana. Pero lo peor aún no llega.

Los frutos que estaban de provecho están siendo aprovechados. Pero las plantaciones que deberían producir alimentos para los próximos meses están destruidas; y tomará tiempo restablecer esas grandes áreas de producción.
La escasez traerá consigo aumento de precios. Y en una población que el dinero no bien le alcanza para comer, implicará una situación muy delicada.

El Gobierno se verá obligado a aumentar la importación de alimentos. Como afuera no se paga con pesos sino con dólares, disminuirá nuestras reservas de divisas, motivando un alza del dólar y una consecuente destabilidad económica.

Estas situaciones van a provocar un periodo de incertidumbre y desesperación. Lo cual, ante un Estado de débil institucionalidad, no se sabe dónde pueda llegar a parar.

Una salida del Gobierno es aprobar préstamos para mantener las reservas de divisas; pero esto aumentaría nuestras deudas, y por ende los intereses y el pago de capital, contribuyendo a acelerar aún más el círculo vicioso de déficit-endeudamiento. Que aunque parece no tener fin, sí lo tiene, y está más cerca de lo que podemos imaginar.

El Gobierno ahora declara el estado de emergencia, lo cual permite al Poder Ejecutivo abreviar el proceso para la asignación de obras y burlar los ya débiles controles de fiscalización. Por otro lado, la asignación de cuotas de importación de productos agrícolas le hace agua la boca a los buitres, que se aprovechan sin compasión de la miseria de los demás.

Pero más allá del festín de populismo y corrupción que se avecina, hay un pueblo que ya no aguanta más.

La naturaleza humana es invariable, la historia universal deja claras enseñanzas, que a veces los gobernantes olvidan.

Lo peor de las lluvias aún no ha llegado, pero llegará pronto, con consecuencias algo previsibles, pero incalculables.

Por Claudio Caamaño Velez
@ClaudioCaamano

Con la muerte de Fidel termina toda una era. El símbolo más emblemático de la lucha antiimperialista pasa a ser una leyenda eterna.

El manejo mediático ha traído falsas sombras sobre la imagen de Fidel. Respeto al que no comparta conmigo la opinión que le tengo, pero a esos les quiero decir que quien pretenda detractar a Fidel Castro, primero haga el intento de ser mejor que él.

Fidel no llegó al poder con discursos demagógicos, ni con falsas promesas; fue jugándose la vida, viendo morir a sus mejores amigos. Triunfó a sangre y fuego. Una lucha basada en ideas, pero llevada con los fusiles. En ese momento ese era el único camino, y lo tomó. El amor de una persona por su pueblo puede llegar a niveles que algunos no logran comprender.

Su lucha no fue por riquezas; ya las tenía. Por el contrario, confiscó las tierras de su propia familia para repartirlas entre los campesinos. Fidel tenía una vida garantizada, pero no por ello dejó de pensar en los que solo tenían garantizada una vida de opresión y miseria.

Tuvo que tomar decisiones muy difíciles y radicales, como fusilamientos, exilios, encarcelamientos. Pero así logró eliminar el narcotráfico, la corrupción administrativa, la criminalidad. Cuanto bien nos haría tener un Fidel Castro en República Dominicana.

Cuba, cuyo sistema educativo y de salud son un ejemplo para el mundo; y que decir de las artes y el deporte; antes de la Revolución era un antro de narcotráfico, prostitución y apuestas; con unos niveles de pobreza, desnutrición y analfabetismo inimaginables. La Guerra Fría, y la cercanía de su principal enemigo ideológico la llevó a sufrir grandes calamidades y ataques de todo tipo. Pero el liderazgo de Fidel Castro, su inteligencia y sagacidad, mantuvieron a Cuba en pie.

La solidaridad cubana con los países del mundo es un hecho sin precedentes. Si hoy los negros de África gobiernan sus propios países es por el coraje de los cubanos que cruzaron el Atlántico para apoyar a Angola en su proceso de liberación. Y como la “rosa blanca” de Martí, extendió su ayuda a EE.UU luego del paso del huracán Katrina. Cuantos padres, madres, hijos, hermanos, deben su vida a los servicios de salud ofrecidos por la Revolución Cubana.

Es una pena que conozcamos a Cuba por las noticias que vienen de EE.UU, y los ingratos comentarios de los que luego de haber sido alimentados y educados por la Revolución han abandonado Cuba. Pero la realidad está ahí, y habla por sí misma.

Fidel ha pasado de ser el Líder de la Revolución Cubana, a ser una leyenda universal de la lucha revolucionaria. Junto a su pueblo y todos los que desde otras partes del mundo le admiran, decimos: ¡Hasta siempre Comandante!

Por Claudio Caamaño Velez
Twitter/Instagram @ClaudioCaamano

Artículo 61, Constitución Dominicana: “El Estado debe velar por la protección a la salud de todas las personas (…) procurar los medios para la prevención y tratamiento de todas las enfermedades, asegurando el acceso a medicamentos de calidad y dando asistencia médica y hospitalaria gratuita a quienes la requieran”.

A pesar de que la Carta Magna dice eso, han instaurado un sistema para que los fondos públicos de la salud entren al mercado privado.

El Estado, en lugar de ofrecer los servicios de salud, ahora los subsidia. Cosas muy diferentes. La herramienta de esta privatización tiene un nombre: SeNaSa.

El Gobierno otorga este seguro para que vayan a centros privados a pagar con dinero público, mientras los hospitales públicos van pasando a un régimen de “autogestión”, donde los servicios son tan costosos como en las clínicas privadas.

Para muestra un botón. El año pasado tuvimos que ingresar a mi esposa por dengue en la Plaza de la Salud, hospital construido en terrenos del Estado, con fondos del Estado, equipado por el Estado, que opera con dinero del Estado. La cuenta hizo 80 mil pesos; con seguro privado tuvimos que pagar una diferencia de 20 mil.

¡Por un dengue! Una enfermedad que no debería existir si las autoridades de salud cumplieran su rol preventivo.

Para peor de males, el SeNaSa también es usado por el voraz clientelismo político, exigiendo militancia en un determinado partido para poder ser beneficiario del seguro “del Estado”.

La salud es un derecho de todas las personas, según la Constitución; imponer el uso de un carnet de seguro para poder acceder a este derecho es una clara violación. Además, la Constitución establece que la salud debe ser gratuita, sin embargo, el SeNaSa implica pagar un diferencial, lo cual es otra violación.

Cuando la salud es ofrecida por el Estado, los enfermos son un costo y debe procurar que la gente no se enferme; pero si la salud es privada, el enfermo es un cliente. Este modelo mercantilista es la razón por la cual no hay programas efectivos de salud preventiva, ni atención primaria: si no hay enfermos no hay negocio.

El enfermo ha dejado de ser un paciente y se ha convertido en un cliente; la salud ha dejado de ser un derecho y se ha convertido en una mercancía con la cual se hacen grandes negocios.

Debemos luchar por una salud pública y de calidad. Por un sistema de salud que eduque, que prevenga, y que cuente con un nivel efectivo de atención primaria con centros en cada barrio y sector. Luchemos por algo muy simple: que se cumpla la Constitución.

Tal vez alguien pensará que pretendo que la salud sea gratis. ¡Claro que no! El dinero de la salud pública sale de los impuestos, no del bolsillo de ningún político, ni de ningún empresario en particular. Sale de las costillas de este pueblo.

Por Claudio Caamaño Vélez
@ClaudioCaamano


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Por Claudio A. Caamaño Vélez

La victoria de Trump puede parecer una sorpresa, pero es fruto de un elaborado trabajo de marketing político. Tal vez veíamos a ese candidato como "un loco viejo", pero las cosas que hacía eran finamente planificadas.
Su discurso xenófobo podía desagradarnos. Pero a los norteamericanos que se han visto desplazados; a los que ven como el Estado tiene que dar servicios a muchos inmigrantes ilegales, en perjuicio de la inversión en los ciudadanos. Para ellos ese discurso era muy bien recibido.

Arremetió contra los inmigrantes ilegales, pero esos no votan. Incluso, muchos inmigrantes que son ciudadanos norteamericanos se han visto perjudicados por la inmigración ilegal.

Su discurso era inhumano, pero fuertemente nacionalista. Y claro, un país que mata, que arrasa con naciones, para extender su red de explotación, era entendible que prefiriera lo nacional por encima de lo humano.

Así mismo su planteamiento de que sacará las empresas norteamericanas de los países donde están para llevarlas a EEUU puede molestarle a los de afuera, pero le agrada a los de adentro, que son los que votan.

Los ciudadanos norteamericanos que con sus impuestos financian guerras, que envían con orgullo a sus hijos a invadir otros países, no les importa mucho que se arruine el mundo mientras ellos puedan estar mejor. Es cierto que vivimos en mundo globalizado donde el problema de uno le llega al otro, pero ese pueblo no conoce mucho de eso, el norteamericano prometido es inculto, fruto de un sistema educativo que lo ha hecho así.

Trump es un ejemplo del uso eficiente del marketing político. Y ese fenómeno debe servir para que entendamos la importancia de hacer una política más científica.

No siento simpatía ni por demócratas, ni por republicanos, al final la política exterior norteamericana es la misma historia de explotación y abuso. Se ha mantenido invariable desde que iniciaron con su expansión imperial.

Estados Unidos nunca resolverá nuestros problemas, todo lo contrario, es nuestro principal problema.

C.C
@ClaudioCaamano

Desde niño voy todos los años a Valle Nuevo (Parque Nacional Juan Bautista Pérez Rancier). He visto montañas siendo bosques, luego cultivos, y que ahora están en la roca.

Es un problema de décadas, que ha sido puesto en evidencia gracias a la labor realizada por la Fundación Mocoso Puello, y otras entidades defensoras del ecosistema.

La sostenibilidad se soporta en tres pilares fundamentales: ambiental, social y económico. Estos deben estar en armonía para que las medidas tomadas sean aplicables, efectivas, y duraderas.
La dinámica de las comunidades circundantes a Valle Nuevo debe girar en torno a la preservación y cuidado del medio-ambiente. Generando fuentes de empleo en las labores de reforestación y mantenimiento, y a través de los beneficios por la afluencia de visitantes.

Ciertamente el núcleo del parque debe ser preservado como hábitat de la flora y la fauna silvestre y autóctona de nuestro país. Pero a la vez debe ser un atractivo, que genere recursos al Estado y a las comunidades.

En la zona de amortiguamiento del parque, pueden realizarse actividades agrícolas, agroforestales y eco-turísticas amigables al medio ambiente.

Como la siembra de aguacate, café y cacao, que siendo cultivos comerciales, evitan la erosión y ayudan a mantener el ciclo hidrológico, atrapando el agua entre sus raíces y liberándola lentamente. Así mismo las plantaciones maderables, que dentro de un plan de corte y siembra producen madera y mantienen la superficie boscosa.

Lo ambiental no solo PUEDE ir de la mano con lo económico y lo social, DEBE ir de la mano. Existen muchas formas de hacer esto posible, es un asunto de voluntad política y empoderamiento social.

Por otro lado, mientras el gobierno es drástico y radical en Valle Nuevo, siguen desamparadas las demás aéreas protegidas de nuestro país: los Haitises, el Parque Nacional Sierra de Bahoruco, la zona fronteriza, etc, etc, etc. Esperamos que esto no se quede en lo mediático.
Un gesto tangible sería mejorar las condiciones laborales de los guarda parques, que están peores que los policías (que es mucho decir).

Claudio Caamaño Velez
@ClaudioCaamano
C.C
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Este artículo lo hago en honor a mi padre, quien fue policía, y un ferviente defensor del derecho de los policías y militares a una vida digna.

Recientemente hemos visto policías y sus familiares manifestarse por aumento salarial. Aunque esto nos parece asombroso, no es nada nuevo en el plano mundial.

El derecho a protestar es un derecho humano, derivado del artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; y los policías son seres humanos.

Me permito citar al jurista y sociólogo argentino Roberto Gargarella, quien plantea que “el derecho a la protesta no es un derecho más, sino uno de especial relevancia dentro de cualquier ordenamiento constitucional: se trata de un derecho que nos ayuda a mantener vivos los restantes derechos”.

El gobierno que condena o reprime la protesta pacífica pone en evidencia su irrespeto a los Derechos Humanos, a su propia Constitución, y a la democracia.

Mientras la canasta básica ronda los 30 mil pesos, un raso gana 5,800. Tolerar eso es validar el macuteo, la extorsión, la participación de policías en actos delictivos.

¿De qué otra forma sobrevivirían?

Algunos dirán: si no les gusta que renuncien. Postura cómoda, irresponsable y cobarde. Sería como haber dicho cuando Trujillo: al que no le guste la dictadura, que se vaya del país (creo que también ahora podría decirse algo similar).

Los problemas no se resuelven huyendo, sino enfrentándolos.

Si los policías que no están de acuerdo con su salario renunciaran, otros que tienen “otras formas de compensación” asumirán sus lugares, y los más afectados seremos nosotros: la sociedad.

Los policías que protestan por aumento salarial son personas dignas de respeto; en lugar de salir a robar para cubrir la brecha entre lo que ganan y lo que necesitan, asumen los riesgos de exigir dignidad.

Ir en contra de ellos es ir a favor de la delincuencia y el crimen. Debemos apoyarlos.

Estemos atentos a los próximos llamados a manifestaciones y vamos a sumarnos. La dignidad de los policías es un asunto de todos. Allá nos veremos.

Una última cosa: les pido que hagan llegar este artículo a los policías que conozcan, llévenlo al destacamento más cercano. Que los policías sepan que tienen derecho a la dignidad, y que no están solos en esa lucha.
Por:
Claudio Caamaño Vélez
claudiocaamano[@]gmail.com

En República Dominicana las víctimas de la criminalidad y la delincuencia se convierten a la vez en víctimas de un sistema de justicia inoperante, insensible, indignante, y en muchos casos, cómplice. Los criminales, por el contrario, reciben las ventajas y privilegios de un sistema cobarde, de frágil institucionalidad y con escasa vocación de servicio. Esto nadie me lo ha contado, lo he vivido.
La muerte de mi hermano Claudio Francisco, el 12 de marzo de 2012, fue una tragedia, y el inicio de otra larga tragedia: la de ver como los asesinos se nos ríen en la cara, recibiendo privilegios de las autoridades mientras nuestra familia recibe maltratos. Parecería que pedir justicia y esforzarse por tenerla fuera el real crimen.

La ineptitud, complicidad en muchos casos, de los órganos de investigación y acusación han hecho de ese proceso una verdadera tortura.

Hemos luchado contra la impotencia y la indignación para no dejarnos vencer ni de los criminales, ni del sistema que los fomenta.

El Ministerio Público, salvo honrosas excepciones, ha mostrado su realidad. Lo más reciente ha sido el maltrato recibido en la Procuraduría General de la República, donde llevamos semanas solicitando una cita con el Procurador General, a quien hemos tenido que acudir dada la incapacidad de la Procuraduría de la Corte de Apelación del Distrito Nacional.

Cuatro visitas y múltiples llamadas para solo ver al recepcionista, que busca la forma de excusar el irrespeto y el abuso de sus superiores.

Este martes duré dos horas esperando para irme sin recibir ninguna información del estatus de nuestra solicitud. Al final me costó decirle al recepcionista: ve y diles qué si van a recibirme, sino que se vayan al carajo, que hay personas que tienen dignidad y exigen respeto.
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La ausencia de un régimen de consecuencias es el caldo de cultivo de la criminalidad. Un sistema de justicia hostil con las víctimas y amigable con los criminales, que abre de par en par las puestas de la impunidad, y altera por completo la escala de valores de nuestra sociedad.

Si lo que hemos pasado como familia fuera algo aislado, tal vez nuestra indignación sería menor, pero sabemos que esa es la regla que rige el sistema de justicia en República Dominicana.

Eso nos llena de coraje, de rabia, y de un inmenso deseo de que nuestra realidad pronto sea diferente.

Por Claudio A. Caamaño Vélez
@ClaudioCaamano

SANTO DOMINGO, Rep. Dom.- El presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, bloqueo al excandidato a diputado y activista social Claudio Caamaño Vélez en su cuenta de Twitter @rrosariomarquez.

Caamaño Vélez al darse cuenta del hecho lo hizo público en sus redes con este mensaje;
“La intolerancia de Roberto Rosario. Me bloqueo de Twitter por decirle sus verdades. Pues se las repito por aquí: servil, corrupto, prepotente. La cárcel no será castigo suficiente para los males que le ha hecho ha este pueblo”.

Tras la publicación del excandidato a diputado sus seguidores no han parado de escribir opiniones en contra y a favor del Rosario Márquez.

Aún se desconoce las causas que motivaron al presidente de la Junta Central Electoral (JCE) bloquear a Claudio Caamaño.
Sobre lo sucedido el presidente de la JCE no ha querido hacer ninguna opinión o aclaración.
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