Por Claudio Caamaño Vélez
@ClaudioCaamano C.C

Hace unos días alguien escribió un mensaje directo a mi página de Facebook (Claudio Caamaño Vélez) en el cual decía: “De verdad Claudio, tú si tienes timbales”.

La repuesta quiero ampliarla y compartirla con ustedes.

No me considero un ser sobrenatural, ni alguien más valiente que el promedio. Las luchas sociales no son un asunto de “coj…s” sino de “corazón”.

Pues lo que impulsa a una persona a luchar por su patria y por su pueblo no es tanto la valentía, más bien el amor.
Mi padre me contaba que durante la Batalla del Puente Duarte, que fue la primera vez que él tuvo que combatir a muerte (o matar o te matan), la boca se le secó.

Literalmente dejó de producir saliva. Lo cual es una manifestación física del miedo, de un miedo muy profundo.

Pues mi padre no estaba ahí porque fuera “valiente”, sino porque el amor por su pueblo lo motivaba a superar sus miedos.

Le decía a la persona que me escribió: “…No voy a negar que siento temor de las acciones que estos corruptos puedan llevar en mi contra, son unos seres sin escrúpulos; pero más miedo siento de convertirme en alguien insensible, indiferente ante tanto abuso contra mi pueblo.

Prefiero asumir con dignidad el riesgo de enfrentar a estos malvados que tener que andar con la frente al suelo por no haber tenido la determinación de cumplir con mi deber ante mi familia y la sociedad”.

Cada día me esfuerzo para superar mis miedos. Pienso en las cosas que me pudieran pasar, y las comparo con la realidad que viven a diario mis hermanos.

Lo que más puedo perder es la vida, y aquí todos los días mueren personas a manos de la delincuencia, por la falta de atenciones médicas oportunas y de calidad, en accidentes de tránsito por el mal estado de los caminos, etc. Lo que más puedo perder, decenas de personas lo pierden cada día en la República Dominicana.

Arriesgar hasta lo más preciado que uno tiene, sin duda que da miedo… pero vale la pena.

Que el temor no nos haga renunciar a nuestro deber. Que el miedo a las acciones de los malvados no nos impida enfrentarlos.

Que no nos dé miedo hacer lo correcto, y si nos da miedo, que el amor por la justicia nos de las fuerzas para seguir adelante.

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