Este artículo lo hago en honor a mi padre, quien fue policía, y un ferviente defensor del derecho de los policías y militares a una vida digna.

Recientemente hemos visto policías y sus familiares manifestarse por aumento salarial. Aunque esto nos parece asombroso, no es nada nuevo en el plano mundial.

El derecho a protestar es un derecho humano, derivado del artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; y los policías son seres humanos.

Me permito citar al jurista y sociólogo argentino Roberto Gargarella, quien plantea que “el derecho a la protesta no es un derecho más, sino uno de especial relevancia dentro de cualquier ordenamiento constitucional: se trata de un derecho que nos ayuda a mantener vivos los restantes derechos”.

El gobierno que condena o reprime la protesta pacífica pone en evidencia su irrespeto a los Derechos Humanos, a su propia Constitución, y a la democracia.

Mientras la canasta básica ronda los 30 mil pesos, un raso gana 5,800. Tolerar eso es validar el macuteo, la extorsión, la participación de policías en actos delictivos.

¿De qué otra forma sobrevivirían?

Algunos dirán: si no les gusta que renuncien. Postura cómoda, irresponsable y cobarde. Sería como haber dicho cuando Trujillo: al que no le guste la dictadura, que se vaya del país (creo que también ahora podría decirse algo similar).

Los problemas no se resuelven huyendo, sino enfrentándolos.

Si los policías que no están de acuerdo con su salario renunciaran, otros que tienen “otras formas de compensación” asumirán sus lugares, y los más afectados seremos nosotros: la sociedad.

Los policías que protestan por aumento salarial son personas dignas de respeto; en lugar de salir a robar para cubrir la brecha entre lo que ganan y lo que necesitan, asumen los riesgos de exigir dignidad.

Ir en contra de ellos es ir a favor de la delincuencia y el crimen. Debemos apoyarlos.

Estemos atentos a los próximos llamados a manifestaciones y vamos a sumarnos. La dignidad de los policías es un asunto de todos. Allá nos veremos.

Una última cosa: les pido que hagan llegar este artículo a los policías que conozcan, llévenlo al destacamento más cercano. Que los policías sepan que tienen derecho a la dignidad, y que no están solos en esa lucha.
Por:
Claudio Caamaño Vélez
claudiocaamano[@]gmail.com

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