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Con la muerte de Fidel termina toda una era. El símbolo más emblemático de la lucha antiimperialista pasa a ser una leyenda eterna.

El manejo mediático ha traído falsas sombras sobre la imagen de Fidel. Respeto al que no comparta conmigo la opinión que le tengo, pero a esos les quiero decir que quien pretenda detractar a Fidel Castro, primero haga el intento de ser mejor que él.

Fidel no llegó al poder con discursos demagógicos, ni con falsas promesas; fue jugándose la vida, viendo morir a sus mejores amigos. Triunfó a sangre y fuego. Una lucha basada en ideas, pero llevada con los fusiles. En ese momento ese era el único camino, y lo tomó. El amor de una persona por su pueblo puede llegar a niveles que algunos no logran comprender.

Su lucha no fue por riquezas; ya las tenía. Por el contrario, confiscó las tierras de su propia familia para repartirlas entre los campesinos. Fidel tenía una vida garantizada, pero no por ello dejó de pensar en los que solo tenían garantizada una vida de opresión y miseria.

Tuvo que tomar decisiones muy difíciles y radicales, como fusilamientos, exilios, encarcelamientos. Pero así logró eliminar el narcotráfico, la corrupción administrativa, la criminalidad. Cuanto bien nos haría tener un Fidel Castro en República Dominicana.

Cuba, cuyo sistema educativo y de salud son un ejemplo para el mundo; y que decir de las artes y el deporte; antes de la Revolución era un antro de narcotráfico, prostitución y apuestas; con unos niveles de pobreza, desnutrición y analfabetismo inimaginables. La Guerra Fría, y la cercanía de su principal enemigo ideológico la llevó a sufrir grandes calamidades y ataques de todo tipo. Pero el liderazgo de Fidel Castro, su inteligencia y sagacidad, mantuvieron a Cuba en pie.

La solidaridad cubana con los países del mundo es un hecho sin precedentes. Si hoy los negros de África gobiernan sus propios países es por el coraje de los cubanos que cruzaron el Atlántico para apoyar a Angola en su proceso de liberación. Y como la “rosa blanca” de Martí, extendió su ayuda a EE.UU luego del paso del huracán Katrina. Cuantos padres, madres, hijos, hermanos, deben su vida a los servicios de salud ofrecidos por la Revolución Cubana.

Es una pena que conozcamos a Cuba por las noticias que vienen de EE.UU, y los ingratos comentarios de los que luego de haber sido alimentados y educados por la Revolución han abandonado Cuba. Pero la realidad está ahí, y habla por sí misma.

Fidel ha pasado de ser el Líder de la Revolución Cubana, a ser una leyenda universal de la lucha revolucionaria. Junto a su pueblo y todos los que desde otras partes del mundo le admiran, decimos: ¡Hasta siempre Comandante!

Por Claudio Caamaño Velez
Twitter/Instagram @ClaudioCaamano

¿Qué va a pasar en Cuba con la muerte de Fidel Castro? . “Grandes funerales”, ironizaban a veces los cubanos de la calle al minimizar el impacto que tendría en la isla la desaparición del padre de la revolución cubana.

“Los cubanos ya enterraron hace tiempo a Fidel”, dijo a la AFP un diplomático occidental que vivió varios años en Cuba. “Ellos tienen la cabeza puesta en el futuro, para muchos no es más que un glorioso recuerdo”, agregó bajo condición de anonimato.

Retirado del poder desde 2006 en favor de su hermano menor Raúl, Fidel Castro conservó un peso moral que ejerció principalmente a través de centenares de “reflexiones” que publicaba regularmente en la prensa oficial.

“Con la muerte de Fidel, la situación política y económica probablemente se abrirá. Le quitará un peso a Raúl. El no tendrá que preocuparse más por las contradicciones con su hermano mayor, una personalidad avasalladora”, dijo a la AFP Michael Shifter, presidente de Inter-American Dialogue, un centro de estudios estadounidense.

Desde su grave enfermedad en 2006, su imagen se modificó y cambió su legendario uniforme verde olivo por ropa deportiva.

La figura paternal del “comandante en jefe”, tan respetada como temida, permaneció omnipresente, aunque toda su vida Fidel Castro cuidadosamente evitó el culto a la personalidad al estilo estalinista.

En Cuba no hay estatuas suyas ni grandes retratos en las calles, pero los muros están cubiertos de sus consignas y la prensa oficial cita cotidianamente sus frases grandilocuentes.

“Quien tu sabes”

El 70% de los cubanos nunca conoció a otro líder que el que ellos siempre han llamado simplemente Fidel, “el comandante”, “el jefe” o incluso “quien tú sabes”. En conversaciones, los más prudentes lo aludían con una simple caricia en el mentón, simulando una barba, y bajando la voz...

“La inmensa mayoría de los cubanos conserva un vínculo personal con Fidel. Tanto quienes lo apoyaban, totalmente o con discrepancias, como aquellos que veían en él la causa de todos los males de Cuba”, dijo el politólogo cubano Rafael Hernández, director de la revista Temas.

“Yo no soy comunista, soy fidelista”, expresaban a menudo los cubanos que se aventuraban a hablar de política con extranjeros.

“La expectativa de cambio va a crecer entre la mayoría de los cubanos. La muerte de Fidel muy ciertamente abrirá la puerta a mayores conflictos y confrontaciones entre quienes ejercen el poder. Se habrá ido el supremo árbitro de todos los conflictos en Cuba. Raúl tendrá más, mucho más espacio, pero también lo tendrán sus adversarios políticos”, estimó Michael Shifter.

Arturo López Levy, especialista en asuntos cubanos del Centro de Estudios Globales de la Universidad de Nueva York, fue más prudente.

“Después de la muerte de Fidel Castro, ganarán ímpetu la reforma orientada al mercado y la erradicación de las políticas comunistas más impracticables. Sin el carisma de Fidel, las disposiciones del Partido Comunista descansarán en los resultados económicos”, dijo a la AFP.

Pero “el impacto sobre el ritmo y la naturaleza de las reformas de Raúl será limitado. Raúl ya tiene la última palabra en la aplicación de su agenda de reformas. El no necesita probar su legitimidad”, añadió López Levy.

“Lo post-Fidel comenzó en 2006, lo que cuenta en adelante es lo post-Raúl”, aseguró el diplomático occidental. (FE) AFP
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