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Cuando nos enamoramos y la relación esta ya consolidada es importante tener en cuenta que las relaciones íntimas con la pareja son muy significativas, en la mayoría de los casos, la relación se hace mucho más fuerte y además aporta algunos beneficios para la salud.

De acuerdo a los expertos, aseguran que tener intimidad es beneficioso no sólo para la relación en sí misma, sino para el organismo. Seguramente habrás escuchado o leído al respecto.

Sin embargo, cuando no se tienen relaciones íntimas por una semana, esos beneficios se pierden radicalmente y puede ser alarmante para algunos, pero para otros tal vez no sea así.

Hoy queremos hablarte precisamente de eso, de lo que sucede cuando dejas de tener relaciones íntimas por una semana. Continúa leyendo y lo sabrás.
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Como te lo comentamos anteriormente, tener intimidad trae beneficios para la salud, fíjate bien, reduce el estrés, liberas la hormona de la felicidad, quemas calorías, aumenta tu autoestima, mejora el ritmo cardíaco, induce al sueño reparador, tonifica los músculos, evita los dolores musculares, entre otras cosas.

Pero al no tener un encuentro íntimo por una semana estos beneficios desaparece y comienzas a:

Perder el deseo, mientras más tiempo pases sin tener intimidad dejas de producir la hormona de la felicidad y pierdes el deseo.

Se inhiben ciertas funciones cerebrales.

Aumentas el riesgo de sufrir un paro cardíaco.

Comienzas a aumentar de peso.

Comienzas a perder la tonificación de tus músculos.

Las relaciones íntimas es realmente un encuentro muy placentero, pero al no tenerlas se van perdiendo los beneficios que aporta al cuerpo.
Entonces, ya estas informado de lo que le ocurre a tu cuerpo cuando dejas de tener encuentros amorosos, ¿Valdrá la pena dejar de hacerlo? o ¿Prefieres continuar disfrutando de cosas saludables y favorables para tu cuerpo? Sólo tú tienes la respuesta.

Tal vez no conocías esta información. Si te gusto esta nota, puedes compartirla en todas tus redes sociales con tus seguidores, tus amigos y familiares, de esta manera ellos también estarán al tanto de los beneficios de mantener un encuentro amoroso, así como las desventajas que se presentan al no tenerlas por una semana.

El squirt –chorro en español -, o eyaculación femenina, es un término de utilización reciente; comenzó a propagarse en la comunidad médica a comienzos de siglo, cuando se estableció que las mujeres también tenían una próstata que, a propósito, era confundida con el famoso e imaginario ‘Punto G’.
Eso en la versión académica, porque en la realidad fueron las películas pornográficas (en las que se ve a las protagonistas, literalmente, viniéndose a chorros) las que tuvieron la responsabilidad histórica en la propagación y curiosidad que ha generado el dichoso término.

Pero vayamos aclarando cosas: ¿Cómo la próstata femenina intervine en la producción del squirt? Fácil, su correcta estimulación tiene efectos en la parte interna del clítoris proporcionando una lubricación y placer que podría describirse como superior a la de una penetración normal en la mujer.

La que sigue es una explicación ñoña, pero fundamental: hay que tener en cuenta que alrededor de la próstata femenina se alojan las glándulas Skene que recogen la lubricación y la transportan por canales directos a la uretra, por eso es que esta atípica eyaculación femenina es confundida con la orina. Así que hombres: no es que su novia, amante o compañera se esté haciendo chichí del placer; sí, la pasa muy rico, pero el squirt es otra cosa.

Para construir este paso a paso, fácil de entender para mujeres y hombres (lo ideal es hacerlo en pareja), combiné consejos e investigaciones de Alice K. Ladas, terapeuta e investigadora sexual; Annie Sprinkle, mi actriz porno favorita, y Deborah, reconocida sexóloga (es mi escritora preferida) y,  para algunos, “la gurú” en temas de eyaculación femenina.

 Lo primero es predisponer el cuerpo: recuéstese y abra bien las piernas, preferiblemente en una cama o una superficie que le permita estar cómoda en posición horizontal. Comience estimulando suavemente el clítoris para llenarlo de sangre y poder palparlo por dentro de la cavidad vaginal. Pueden utilizar lubricantes con base en agua que no alteran el PH vaginal.

Introduzca el dedo corazón o el índice (mejor sí son los dos) por la vagina con la palma hacia arriba. No los sumerja completamente, la próstata femenina está a escasos centímetros de profundidad, detrás del hueso púbico para ser más exactos. De hecho se puede sentir con las yemas, es una superficie algo rugosa que si se presiona deja sentir el hueso púbico, lo sabrá porque ella comenzará a sentir (la intensidad varía) una sensación parecida a la de querer orinar.

Una vez ubicado el punto, comience a masajear aumentando frecuencia y presión. Sentirá que la próstata de su pareja comenzará a crecer, casi comparable al tamaño de una almendra. Puede hacer movimientos circulares, lineales, dar toques rápidos, detenerse o empujar hacia arriba; lo importante es hacer presión como si se estuviera pretendiendo tocar el hueso púbico. Atentos porque es posible que en esta etapa ella experimente un orgasmo sin eyacular. Lo bueno de esto es que hace parte de la labor de ejercitar la próstata, así que vuélvanlo a intentar porque las mujeres logramos tener un orgasmo tras otro con facilidad.

Pero como el asunto que nos ocupa es llegar al squirt, combine los movimientos anteriores con contracciones intermitentes de los músculos que liberan o retienen la orina. Esta práctica es conocida como el beso de Singapur y muchas mujeres la utilizan para potencializar y prolongar por varios segundos más el orgasmo. Estimulación, contracciones y sensasación orgásmica ayudan a la producción de abundante lubricación, que continuamente es recogida por las glándulas Skene que les mencioné antes.

No paren. Continúen estimulando la próstata con delicados frotes y presionándola sobre el hueso púbico. Mientras más excitada esté, masturbe con más fuerza; no tengan miedo de lastimar porque en este punto ya se está sintiendo un placer que va en delicioso aumento. Los dedos adentro deben moverse como si se estuviera haciendo el ademán de “ven acá”. Cuando ella sienta muchas ganas de orinar, debe levantar las caderas presionando las nalgas, hay que continuar con la masturbación fuerte hasta producir el squirt. Los resultados y la cara de ella no dejarán duda de que la tarea se ha cumplido.

Si la sensación de lograrlo se escapa, repita hasta conseguirlo. Por lo general se requiere de práctica previa y mucha concentración para lograr el squirt.

En el momento de la eyaculación retire con rapidez los dedos de la cavidad vaginal, ella debe pujar sin dejar de contraer las nalgas y con la cadera elevada. Termine dando un masaje circular con varios dedos sobre los labios mayores que cubren el clítoris. Gesto de ternura y cariño que se apreciará.

Sentir es lo esencial, concentrarse es fundamental y creer que se va a lograr, más que necesario. Lo importante es entregarse a la sensación y dejarla fluir. No todas las mujeres eyaculan en el primer intento, es cuestión de conocerse sexualmente, estimular correcta y frecuentemente para tener un orgasmo que, en efecto, hará que sientan que se están orinando del placer. Gracias a www.ElInteractivo.com

Fuente: Lincy Acosta
Con la tecnología de Blogger.